Chardonnay – Prácticas Vitícolas
El Chardonnay es alabada por su capacidad para adaptarse a distintos entornos y por su relativa facilidad de cultivo. La variedad es maleable, y los vinos producidos varían según el entorno y el método de vinificación.
El vino es muy fuerte y tiene muchas hojas que lo cubren, lo que puede limitar la cantidad de energía y nutrientes que recibe el racimo.
Para resolver el problema, los agrónomos emplean técnicas de poda y gestión de la canopia. Cuando las vides de chardonnay se cultivan muy cerca unas de otras, se ven obligadas a competir por los recursos, lo que las lleva a concentrar su energía en la producción de racimos de uva. Aunque estas vides pueden producir rendimientos elevados en determinadas circunstancias, la calidad del vino que producen se ve afectada negativamente si los rendimientos superan las 4,5 toneladas por acre (80 hl/ha).
Los productores de chardonnay de alta calidad limitan deliberadamente la cantidad de uva cosechada a menos del 50% del rendimiento normal. Esto se debe a que dan prioridad a la finura del vino frente a la concentración de sabores.
Durante el proceso de elaboración del vino, la vendimia es una fase crítica en la que las uvas pierden su acidez debido a la maduración. La producción de chardonnay, que es un vino temprano, suele tener lugar una semana después de la de pinot noir. Uno de los retos de la viticultura es la posibilidad de que se produzcan daños por las heladas primaverales. Para mitigar el riesgo de daños por heladas, en Borgoña se utiliza un método conocido como poda agresiva justo antes de la brotación.
Cuando la vid sufre un choque, la brotación se retrasa un par de semanas, lo que permite la llegada de un clima más cálido. También pueden ser problemáticos problemas como el millerandage y el coulure, así como el oídio en la delicada piel de las uvas. El chardonnay, al ser una uva de maduración temprana, puede prosperar en zonas con un breve periodo vegetativo. En Borgoña, por ejemplo, la uva se vendimia antes de la llegada de las lluvias otoñales, que podrían provocar podredumbre. Es esencial tener en cuenta todos estos factores al cultivar chardonnay.
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